martes, 30 de noviembre de 2010

CREENCIAS

Creo en el arte por ser recipiente ilimitado de ilimitadas realidades.
Creo en el arte por ser la expresión más primitiva del hombre.
Creo en el arte porque a pesar de ser indescifrable es comprensible.
Creo en el arte por ser el vehiculo del cuerpo y sus órganos intangibles.
Creo en el arte por ser inacabado, imperfecto, imperturbable, eterno y efímero.
Creo en el arte por ser la única herramienta que inside directamente sobre el tiempo.
Creo en el arte por ser la piedra sobre la que recaen las ideas en forma de sensaciones.
Creo en el arte por su dialéctica y su democrática política.
Creo en el arte por ser el acto realizable por cualquier ser humano.
Creo en el arte por ser por y para todos, por ser sin tener que ser, por ser unicamente para sí mismo.
Creo en el arte porque excluye a la razón como el único medio posible para alcanzarlo.
Creo en el arte por ser instinto primero.
Creo en el arte por ser instante que se desquebraja ante nuestra percepción.
Creo en el arte por qué de él manan infinitas interpretaciones.
Creo en el arte por ser la incubadora constante de la imaginación y la expansión de la conciencia.
Creo en el arte por ser la semilla del arte.

domingo, 28 de noviembre de 2010

BASADO EN UN SUEÑO REAL



Recuerdo como dijiste:

-Tengamos una casa en medio del mar,
dónde no haya ni un alma
dónde los colores del agua sean novedad
dónde ni el más agudo de los gritos tenga eco.

Me estremecí al escucharte
los dos en medio de nada
locura desgarrante, atractiva hasta los huesos
veneno puro a la médula espinal.

Terminaríamos ahogados,
en las profundidades del otro
horror sin oxígeno,
antropófagos,
hasta que el odio llegara.

Pero tú, bien me corregiste:
-Nos amaríamos más,
el aire como planctón
universo cuneiforme
cómplice, unidad,
carne, sangre, alma, 
todo dilatado, dispuesto a disolverse.

Pregunté como lo haríamos,
lo planeaste todo, a detalle,
la transportación, los alimentos
el paso cada seis meses de un barco carguero
y volví a preguntar:
¿y los espejos?
el ancla, los techos, los tanques,
el suelo, la madera, el metal, el cielo tan abierto,
las aguas salvajes, el viento y la luna, la luna
solamente se burlaba.

Cuenta del tiempo sin tiempo
tiempo sin cuenta
cuenta sin cuenta,
sólo ameneceres, oscuridad, amaneceres
y otra vez la noche pesada, ligera según el tiempo
velo delgado, velo telaraña, velo fantasma,
velo minutos, velo cuerpo, velo catarata.




Casa oxidada, sello en las puertas
salitre, algas, recuerdos blandos,
rompiste las ventanas, te fuiste
flotaba yo, raspaba la ola, el rayo,
cegada, sedienta, sin tierra en la mirada.

Orilla, espejismos, orilla, llegué,
llegaste y no lo supe
llanto y sal en una misma lágrima
abismo de llegada
consiencia, ausencia, tu presencia
en otro lado.

Supe que por allá estabas,
sé, también que allá, yo me quedé
mi cuerpo, conmigo es accesorio
contigo ya imposible.

La casa se nos derrumbó
lo que hubo dentro, ya no es
silencio amoratado
acto fratura, raja, gangrena
dolor que dió placer,
dolor que floreció,
dolor seco, costras.

Recuerdo cómo dijiste,
recuerdo cómo reí.













martes, 9 de noviembre de 2010

AMANECERES

Me desangro al amanecer
los sueños son astillas de vidrio
se clavan por dentro
de mi cabeza, del cuello,
los dos ojos, los dos brazos
un par de pies, un par de manos
un paisaje de carne
devastado
en sequía.

El estómago vacío,
la boca llena de pensamientos
los recuerdos atacan el sistema inmune
y yo me quedo a expensas del presente
que se resiste a repetirse
como pasado
a prolongarse
e inevitablemente llega: el despertar.
Al primer rayo de sol sobre mi cara
la sangre brota.