sábado, 10 de julio de 2010

REACCIÓN

No hubo navajas
que rasgaran el silencio,
los balbuceos
fueron burbujas
en el vagón del metro.

¡Buuuuuuuuuuuum!
Se cierran las puertas.

Dentro del tunel negro
te vi,
mirando,
por encima de mi cabeza
mirando a un anciano,
mirando más allá de sus ojos.

Una ola de gente se aproxima
el anciano se diluye en la marea;
tu rostro, descompuesto.

Nadie lo nota
envejeciste casi un siglo,
enmudeciste por mil años,
lloraste para adentro
te desbocas,
y no te has dado cuenta.
FALLAS

El frágil cristal de realidad
se ha quebrado,
por un brusco movimiento de la tierra
el tiempo se derrama.

Parece todo girar en perfecta armonía,
pero adentro, muy adentro,
hay un gérmen.

El instante incapturable,
invisible,
desfigurado,
ejerce todo su poder.

Los nombres se transforman en rostros
y los rostros en ceniza.

Voy en sentido contrario,
los semáforos guiñan
compruebo que erré mi rumbo.

Todos pasan sin verme.

Sólo alcanzo a pensar:
a nadie le importa.